Recordando el futuro,
lo absurdo tomó sentido,
y la rápida lentitud
de la más triste sonrisa,
cobró forma ante mis ojos.
Había ignorado
con indomable necedad,
cada mínimo detalle
que lastima y que vuelve
con cada minuto de cada día.
Y se quedaba tan quieto,
aquel cuerpo vacío,
y desapareció en silencio
abrumado de sospechas,
ahogado en preguntas,
atormentado con deseos,
y aún así vacío...
Es una ansiedad pasiva,
ira y confusión aunadas,
todo cegado en conjunto
por necesidades egoístas y vanas.
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