Te desprecian injustamente mi querido amigo. Para sus ojos fríos y modernos has perdido valor, incluso te repudian, te consideran una molestia. ¿Dónde han quedado tus cándidos alumnos, aquellos que con ayuda del tiempo buscaban la respuesta a tus preguntas? ¿Los he perdido de vista, o acaso se esconden de sus hermanos?
Eres un regalo siempre malentendido, incluso acusado de traidor; pero tú nunca traicionas, no! Tú sólo muestras el reflejo del traidor. Y aún así te acusan! Que injusticia! Permite que guarde tu dulce esencia, intangible y abrumadora, junto a mi pecho, sumada a mi nocturna soledad. Silencio, ya escucho acercarse tus enigmas, ven, acompáñame.
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