julio 11, 2011

1:42am

Podrías deslizar tu sombra por mi ventana, por mi piel, por mis venas,

y por cada incoherente y caótico rincón de lo que ellos llaman mente,

mi "mente". Podrías...

en realidad no tienes opción...



Tu nítida imagen permanece tatuada con ardiente aguja en mi retina,

y pareces no darte cuenta... estás preso en un laberinto de vapor

y vas dejando tus ingenuas pistas por doquier, oh dulce presa.



Vuelves del viaje más largo, regresas a este juego infinito;

vuelves por razones que no fueron, pero serán en poco tiempo.



De un efímero destino, calzaste las dudas y alguno que otro suspiro de alivio.

Caminarás sin tropiezos entre otros reflejos,

caprichosos habitantes de este asfixiante lugar que no existe más que en donde no estás,

me exigirás sentidos que no te puedo regalar,

explicaciones imposibles de formular, palabras impronunciables,

motivos desgastados que perdieron su utilidad hace ya varias lunas.



Tengo un espacio reservado para ti en mi cama, sólo para ti mi dulce presa.

Déjame cubrirte de codiciosas caricias, mi tesoro perdido.

Deslízate hacia mí, querido recuerdo, ven a mí...

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