septiembre 24, 2010

Guilty

No te atrevas mi dulce ángel, a estropear nuestra utopía... mi utopía... me pregunto si realmente en algún momento la compartimos... Estas pesadillas diurnas no me ayudan. Las dudas que me persiguen aparecen y desaparecen a voluntad, me horrorizan con la frialdad del argumento, me atormentan tan conscientemente que no puede ser más que una ilusión, no debería ser más que una insolente ilusión...

Con las primeras luces del día todo es correcto, es perfecto, es claro y sin fallas. Pero la confusión siempre logra escurrirse por entre mis ideas, gota a gota me llena, me acaba, me desgasta... llega la noche y me absorben las múltiples sombras, los recuerdos, la culpa, mi debilidad, la tuya...

¿Cómo podría desear un final? no debería, no lo hago... pero la fantasía me traiciona. Y no basta con tragarme mi propio veneno, queda dentro de mi cuerpo, el pútrido residuo de esa maldita fantasía. El falso reflejo del inexistente y mítico elemento, del alma, no tiene el valor de mentirme, y llora, se lamenta, me castiga con lágrimas dolorosamente puras... pero no puedo dejar esa maldita fantasía, no logro escapar de ella, de mi...

¿Qué harás? ¿Qué haces? No pierdas tiempo por favor, no le des un sólo instante de ventaja a mi inconsciente. No me dejes reconstruir la idea que lucho por difuminar en sueños... dame razones para estar, para ser, para olvidar, para amar --- amarte...

Haz que la luna se quede un poco más para iluminar un poco nuestro camino, porque mi ojos están nublados, y cada vez me cuesta más y más encontrar tu mano...

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